Un médico especialista analítico de apariencia delgada, cabello blanco despeinado, una sonrisa que causaba temor; fue internado en un manicomio muy famoso de alta seguridad, de los mejores en su tiempo. La sociedad se encargó de encerrarlo, pues lo señalaban como un loco, gracias a que tenía ideas poco convencionales y fuera de lo considerado normal. Nadie sabía que dentro de él había un genio, su excelente destreza lo llevó a venderse entre los médicos como una persona totalmente lúcida y normal (como los demás), convenció a quienes llevaban su caso y fue así como logró salir del hospital psiquiátrico.
Tenía muy claro que él ya no quería estar dentro del manicomio y para evitar esta parte, comenzó a crear empresas fantasma como arte, donde podría comenzar con el proceso de dirigir todas sus ideas en anuncios publicitarios para estas. Sabía perfectamente que nadie lo iba a frenar, ni juzgar, mucho menos criticar, pues solo trataba de causar un impacto visual, atractivo y creativo.
Con el paso del tiempo logró captar la atención de empresas, que lo querían y necesitaban para poder llevar a estas al siguiente nivel en sus áreas creativas. Sus resultados eran tan positivos y buenos para estas empresas, que fue contratado por otras más conforme pasaba el tiempo.
A pesar de ya no trabajar en el área médica, su vestimenta era particular cual médico. Aún portaba pantalón azul, su respectiva bata blanca y espejo; sumado a su capacidad nata de lograr objetivos lo comenzaron a llamar:
Dr. Marketing.